Por: | 15 de agosto de 2021 4Min de lectura
Vivimos en un mundo cada vez más impredecible, con acontecimientos inciertos, una gran complejidad empresarial, tecnología y consumidores cada vez más expertos que conocen nuestros productos en profundidad, a veces incluso más que nosotros mismos.
El concepto de BANI (quebradizo, ansioso, no lineal e incomprensible ) fue acuñado por el antropólogo estadounidense Jamais Cascio y se dio a conocer en 2020 ante el colapso mundial provocado por la pandemia del nuevo coronavirus. Este término utilizado para describir el escenario que se vive ha «dejado atrás» VUCA, acrónimo de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
Pero, ¿qué es lo primero que le viene a la mente cuando se habla de incertidumbre? Cómo planificar, ser estratégico, sin saber muy bien el mañana. Reflexionamos mucho sobre esto durante una mesa redonda en la Reunión de Líderes Ágiles organizada por la Agile League, y es parte de ese aprendizaje lo que quiero compartir con ustedes.
Los escenarios inciertos son sinónimo de momentos difíciles para tomar decisiones, especialmente en el mundo empresarial. Cualquier descuido puede acarrear daños fatales a la empresa.
Sin embargo, no hay forma de dejar que el viento se lleve la empresa; el directivo no puede abandonar sus responsabilidades ni aplazar las decisiones por miedo a las incertidumbres.
Esto inevitablemente sacude las estructuras y dificulta nuestras acciones a la hora de diseñar y planificar la estrategia.
Flexibilidad y resistencia son las palabras clave en estos momentos. Además, hay que dar un sentido de propósito para que el equipo se comprometa a transformar la empresa. Con el apoyo de la tecnología, que tiene precisamente la función de aportar valor añadido.
Además de observar diversas realidades, tenemos que ser ágiles, tener flexibilidad y creatividad, tomar decisiones más rápidas y ser más que nunca un actor que resuelve problemas. Jeff Gothelf, que también fue uno de los oradores principales de nuestro evento, sacó a relucir exactamente algo de esto en su charla. Destacó la importancia de los OKR y de establecer una estrategia muy clara con metas definidas y objetivos inspiradores.
Efectivamente, somos capaces de moldear el comportamiento de las personas, tanto de los clientes como de nuestros interlocutores y del equipo interno. Con una estrategia bien comunicada, podemos orientar a las personas para que tomen decisiones, elijan mejor y, lo que es más importante, comprendan los límites de su autonomía para que puedan hacer que las cosas sucedan.
Cuanto más incierto es el escenario, más nos vemos obligados a crear alternativas. No hay que abandonar las metodologías tradicionales, pero hay que buscar nuevos modelos, pensando siempre en innovar, en ser disruptivos, cuando se quiere conseguir la transformación digital.
El mundo es incierto y necesitamos el compromiso de todos para que las respuestas y las acciones se produzcan en el equipo adecuado, siempre que sea necesario.
Los líderes necesitan tener voz. Y repito, no se puede cambiar de rumbo si no hay un rumbo claro en marcha. Necesitas tener toda la base estratégica. Los medios pueden incluso cambiar a lo largo del camino, siempre que sepas adónde quieres llegar. Todo empieza con la planificación estratégica, centrada en las personas y la formación de líderes. Una cualidad es la de la adaptación, y cuando estamos en un escenario y surge un imprevisto, tenemos que adaptarnos.